Otro pedacito de Charqueada en la capital

Por Walter Acarino Ipuche

Vecino de Pueblo Gral. Enrique Martínez, La Charqueada, pinta un mural en sala del Hospital Departamental.

Jorge Rodríguez, "Trujillo" como lo conocen en su pueblo, es funcionario de la Intendencia Departamental, desde los tiempos de la Ex Junta Local de La Charqueada, contrajo el Covid, al igual que otros vecinos de la portuaria localidad y en su caso, lo llevó a la internación grave en la capital del departamento.
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Luego de varios días en el CTI del centro "Dr. José Oscar Percovich", superó la enfermedad y pasó a alojarse en la sala especial, montada por la Dirección del Hospital y allí permanece aislado desde hace varias semanas. La mejora de su salud, ha sido evidente, por fortuna para todos y simplemente cumple con los requisitos de salud, a la vez que se monitorea en forma directa su estado sanitario.

De pie durante todo el día y sin mayores problemas, la estancia se volvía larga y aburrida, con las horas de encierro, en una soledad solo rota con la visita diaria del médico y de las enfermeras. En esa búsqueda de espacio y libertad, para un hombre criado y formado en el ambiente abierto y natural del Cebollatí, despertó la inquietud de aprovechar un espacio grande de paredes blancas, en la misma sala donde se encuentra, para dejar un legado de presencia y abrir una ventana temporal que lo trasladara hacia sus queridas costas.

Todo empezó con la solicitud de colores y hojas. Jorge habitualmente pinta en su casa, es autodidacta "y hasta artesano", relata. Su última creacion, pre pandemia, es una maqueta, a escala, de la recordada lancha "Stella Marys" o "Dr. Antiga" que zurcara las aguas del Cebollatí y de la cual incluso en su momento, lo tuviera a el mismo, como peón práctico, de apoyo al capitán de la embarcación. Esta maqueta fue entregada al novel municipio, en momentos de asunción de la 1er. Alcaldesa de la localidad y hoy luce, dicha maqueta, al ingreso del edificio municipal, en Charqueada.
Con estos antecedentes, no era raro que Jorge pidiera permiso. "Le voy a hacer una pregunta, ¿en esta pared se puede hacer alguna obra?" decia y respondía por la enfermera "no puedo resolver, pero le preguntamos a la Gerencia o la Doctora", adelantaba, "y estábamos en esa conversa y apareció justo la Doctora y le pregunto si puedo pintar la pared, - si, como no y que piensa hacer- , un mural de La Charqueada, - aaahh, espectacular, si si si, la pared es suya, métale nomas" recordaba Jorge con voz ronca y con poco aire, consecuencia de la misma enfermedad.
El permiso y las pinturas llegaron de inmediato y allí arrancó el pintor con su boceto a lápiz primero y luego a colorear la obra, "empecé pintando el muelle, ahora estoy haciendo un águila grande, el río y la voy llevando Acarino, para matar el tiempo, si no, vos sabés como es".

La otra discusión es la de colocar personas sobre el muelle, pescando y esperando todos quienes van a estar, porque en su cabeza, ya tenia a dos vecinos, para inmortalizar sobre las maderas, en el emblemático puerto.
Hoy el color avanza y está muy cerca de culminar, como también el tiempo de su internación, para estar nuevamente en libertad con sus afectos, familia y pueblo y dejar otro pedacito de Charqueada, en la capital del Olimar.